Algunos plantean que el problema del envejecimiento es actual, consecuencia de los tiempos modernos o post-modernos. Podemos comenzar cuestionándonos si efectivamente es así. ¿Todo tiempo pasado fue mejor?. El miedo a la vejez, ¿es algo nuevo?.
Efectivamente, ese “miedo” no es algo nuevo, moderno o post-moderno; sin embargo la respuesta al miedo de siempre, sí es nueva. En otros tiempos, el hombre vivía de acuerdo al “ars moriendi”, un arte de vivir; en el renacimiento, reaparece el famoso “carpe diem” de Horacio. La vida era vivida de otra forma y, por ende, así lo era el envejecimiento y la propia muerte.
Ahora, en estos tiempos, el hedonismo, el imperio de la imagen nos ha transportado a un tiempo de “estética sin ética” , por llamarlo de alguna manera, una figuración vaciada de sentido y significado. En este imperio, aparece por indiferencia y por ignorancia una especie de GEROFOBIA (o “viejismo” como la llama Salvarezza) que en realidad se nutre de mitos diversos que intentan explicar ese vacío de conciencia.
Se plantean ejemplos de la cultura sobre el miedo a la vejez y a la muerte, se recorre la vivencia de anciano al respecto y se remarcan aspectos propios de la edad que permiten casi naturalmente sobrellevar la conciencia de estado (viejo y próximo a morir). Básicamente se plantea al humor y a la autotrascendencia en general como camino de superación de esos miedos y se presentan ejemplos concretos del logro.
En este sentido se aprovecha para remarcar el valor testimonial del abuelo para la vida familiar, entendido como “pionero existencial”, cuyo mensaje es como el de la paloma regresando al arca indicando que el suelo ya estaba seco.
Como diría Leonardo da Vinci, así como un día bien vivido significa reposo al dormir, una vida bien vivida significa reposo al morir.
La autotrascendencia en cualquier edad y situación, y, especialmente, en la vejez, nos permite llegar a la muerte con el cumplimiento emocionado de la propia condición de hombre.
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